viernes, 19 de abril de 2013

Ahí va el otro. Es sobre Nueva York, la ciudad que nunca duerme. Siempre me han fascinado sus luces, sus tiendas, sus calles, sus edificios, en resumen, todo. Por eso compuse el siguiente poema:
CIUDAD SIN PAUSA
Nueva York, ciudad que no duerme,
ciudad activa, ciudad sin descanso,
ni en la mañana, ni en el ocaso.

Las luces de los locales iluminan las calles,
los niños felices juegan en los parques,
 y por la noche se niega a dormir,
las personas continúan en las aceras,
continúa con sus ganas de vivir,
a medianoche la gente sigue fuera.

Esta ciudad es especial, no para nunca,
no existe medida del tiempo, ni tampoco pausa.
Las farolas de Central Park alumbran,
en el cielo estrellado, brilla la luna.

Los ruidos de Broadway llenan la noche,
por la calzada circulan, las motos y los coches.
La gente va a ver los musicales,
van a los casinos a por diversión a raudales.

Nueva York no descansa,
la noche pasa,
y Nueva York despierta,
de su gran nocturna fiesta.

Las tiendas vuelven a abrir,
las camareras en los restaurantes,
de nuevo vuelven as servir,
trabajadoras y elegantes.

Sirven gofres, sirven tortitas,
queda inaugurado el nuevo día.
Nueva York, horas largas sin fin,
Nueva York, ciudad sin dormir.

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